En la columna del mes pasado sobre nuestros miedos comenzamos una búsqueda bajo la pregunta “¿qué nos separa de sentirnos completos? ¿De estar en paz con nosotros mismos?”
Esto nos llevó a entender que hay algunos de nuestros miedos que son universales por cómo está configurado nuestro cerebro, y que si no los enfrentamos va a ser imposible sentirnos libres, completos.
Durante enero recibí comentarios a través de este blog, redes y formularios online donde les preguntaba qué queremos trabajar: muchos hablaron del amor propio y soltar miedos. Coincido!
Y por eso este mes continuamos con la parte 2: la sensación (miedo) de que “algo está faltando”, algo me pierdo con el patrón de “si tan solo…”.
Hoy se habla de FOMO (fear of missing out) como ese miedo a perderse eventos o experiencias por verlos en redes sociales. “Otros la pasan bomba y yo no estoy ahí”. Pero acá lo expandimos a una sensación de separación y de no gratificación.
Entre mamíferos es cuestión de recompensas. Entre primates hay una necesidad de conexión también. Menciono esto porque al entender que venimos cableados así, podemos ver que todos tenemos miedos similares y eso ayuda a tratarlos con compasión y paciencia.
A diferencia del miedo al fracaso, algo está mal, que vimos el mes pasado, este miedo a perderse cosas, algo está faltando, FOMO, puede ser menos evidente pero definitivamente es más contemporáneo.
Este miedo dispara ansiedad porque nos importa ser parte. Nos lleva a sobreconsumir, sobre-hacer, nos vuelve estratégicos para conseguir eso que supuestamente nos está faltando. Lo que genera una visión más enfocada y por ende angosta de nuestra realidad.
En las relaciones, en vez de apreciar lo que tenemos, nos obsesionamos con que el vínculo debería ser mejor, diferente. Es muy duro cuando nos damos cuenta que trasladamos expectativas y el otro siente “nunca es suficiente”.
Les comparto lo que vengo probando para desactivar nuestros miedos:
Primero, traer atención.
- Qué es eso que estás anhelando y ansiosa por sentir que no lo estás obteniendo?
- Qué oportunidad temés perder?
- Con qué te estás obsesionando?
Puede ser una persona, una situación laboral, algo físico o de salud.. “si esto cambia, entonces seré feliz y me sentiré satisfecha”.
Después, tomar estos miedos como oportunidades de reconectar con el todo. Una cosa es querer crecer y mejorar y otra muy distinta es creer que siempre falta algo para estar en paz. Si preguntamos y preguntamos, veremos que lo que estamos buscando en gran parte ya lo tenemos. Gran momento al descubrir eso!
Por eso, agradecer es una forma de valorar lo que hay en nuestra vida, quitando foco en lo que falta. Si después de mirar por quinceaba vez Instagram en la última media hora, te sentís un poco frustrada, armá una carpeta en tu teléfono con fotos de aquello que no tenés que buscar porque ya lo tenés. Mirá eso y conectá con la gratitud en vez de la escasez.
A través de los miedos, al escucharnos y reconectar, obtenemos una mirada más amplia de lo que es real. Este descubrimiento nos lleva a sentir libertad: ya no hace falta estar ansiosos o atajándonos, prevalece el SER más que el HACER. Integramos desde adentro, desde quienes ya somos y con todo lo que tenemos.
Nos deseo fortaleza para mirar miedos y claridad para reconectar con una versión completa de nosotros mismos.
May.
Columna publicada en Revista Ohlalá en febrero 2018.
Nuestros miedos: un cuento y un poema
Lee el cuento de “El Paje y el Rey” (“El círculo del 99”) y fijate qué situación similar estás viviendo hoy sin que te des cuenta.
El poema “Gansos Salvajes” de Mary Oliver refleja la universalidad de estos temas. Como tantos otros poemas!
“Gansos Salvajes” de Mary Oliver
No tienes que ser bueno.
No tienes que caminar sobre tus rodillas, arrepintiéndote,
durante cien millas a través del desierto.
Sólo tienes que permitir que el suave animal de tu cuerpo
ame aquello que ama.
Cuéntame acerca de la desesperación, la tuya, y yo te contaré la mía.
Mientras tanto el mundo sigue girando.
Mientras tanto el sol y las transparentes esquirlas de lluvia
están moviéndose a través de los paisajes,
sobre las llanuras y los profundos bosques,
las montañas y los ríos.
Mientras tanto los gansos salvajes, altos en el limpio aire azul,
están volviendo a casa otra vez.
Quienquiera que seas, no importa cuan solo estés,
el mundo se ofrece a tu imaginación,
te llama como los gansos salvajes, chillones y emocionados,
una y otra vez anunciando tu lugar
en la familia de las cosas.
Poema original: WILD GEESE
You do not have to be good.
You do not have to walk on your knees
for a hundred miles through the desert repenting.
You only have to let the soft animal of your body
love what it loves.
Tell me about despair, yours, and I will tell you mine.
Meanwhile the world goes on.
Meanwhile the sun and the clear pebbles of the rain
are moving across the landscapes,
over the prairies and the deep trees,
the mountains and the rivers.
Meanwhile the wild geese, high in the clean blue air,
are heading home again.
Whoever you are, no matter how lonely,
the world offers itself to your imagination,
calls to you like the wild geese, harsh and exciting —
over and over announcing your place
in the family of things.
Poema: sudayayoga.com. Poema publicado en: OLIVER, M. Dream work, 1986. New York: Atlanty Montly Press
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