Hay cosas que me llaman poderosamente la atención y hasta me obsesionan. Este año (2015) fue la palabra “propósito” haciéndose más visible en discursos masivos, charlas de café con amigos y hasta preguntas puntuales en boards de empresas. Pero creo que ya escribí bastante sobre eso, así que hoy me dispongo a elevar la frecuencia un poquito e ir más allá. Hablemos de soñar en grande.
Muy de la mano de definir propósitos (¿para qué hacemos lo que hacemos?), fui detectando que hay personas que se animaron a soñar en grande y están tan alineadas con esos sueños que los dicen en voz alta. Cuanto más cerca estoy de ellas, más me excito (sí, es ese el verbo) y más contraste se genera cuando miro alrededor. La gran mayoría de nosotros siquiera sabemos cuál es nuestro gran sueño y menos aún lo vamos compartiendo por ahí.
Soñar en grande no tiene nada que ver con las resoluciones de fin de año (mi versión es “declarar intenciones” o sembrar y lo hago dos veces al año por la velocidad en que mi vida cambia) donde una se vuelve específica, puntillosa y mundanamente práctica. Soñar en grande es otro tipo de ejercicio, en el que el corazón manda.
1/ Reseteá
Propongo hacer dos tipos de reseteos antes de empezar.
El primero es un reset de la mirada ajena.
Sí, qué difícil. Pero pensémoslo así: nada más personal que nuestro sueño rector, nada más irrepetible. Lo que dicte la sociedad solo funcionará como corsé mental y emocional, ya sea en el área donde deseo impactar o en la dimensión de mi impacto. Si estamos por escalar una montaña para gritar desde la cumbre nuestros sueños, no conviene para nada empezar el ascenso ¡¡con corsé puesto!!
El segundo es un reset sobre nuestros sueños más viejos.
¿Cuánto de lo que hacemos hoy responde a viejas decisiones que ya no nos representan?
A veces, podemos ver cuánto cambiamos cuando nos juntamos con viejas amistades después de un tiempo o cuando revisamos esos discos que escuchábamos en loop y que desde hace siglos no tocamos. Vivimos evolucionando, sin embargo, pocas veces podemos enterrar esos sueños que quedaron viejos o, peor aun, pequeños. Es hora de armar tremendo funeral o fogata y dejarlos ir con cariño. Resetear es hacer un detox del alma. En la parte de ejercicios, sugiero algunas actividades para esto.
2/ Volá
Para disponerte a soñar, antes frená un poco. Savasana, baby. Acostate sobre tu espalda con piernas levemente separadas y brazos al costado del cuerpo con palmas al cielo. Inmóvil, respirá tranquila e integrate.
De nada va a servir soñar si no es con cuerpo y alma. De nada va a servir soñar si estás fatigada, molesta o con miles de cosas en la cabeza. En serio, morite un ratito e integrate.
Ahora vas a tener que suspender todo pensamiento pragmático y racional. Apelaremos a la locura en tus genes porque es momento de volvernos psicodélicas.
Sentate al aire libre de día o de noche, metete en la cama y tapate toda… lo que te parezca mejor para soñar despierta. Hacelo. Soñá. Mientras estés soñando, andá al límite.
¿Qué sueño sería tan fabuloso que te da vergüenza considerar? Deberías sentir palpitaciones al imaginarlo.
3/ Preparate para aterrizar
Antes de volver al planeta Tierra, es interesante revisar el sueño y ver si responde solo a vos. Quiero decir: no es para complacer a nadie, no es para vengarte o reivindicarte con otro. Es tuyo.
Ya a punto de aterrizar, vale hacer ajustes finales. ¿Es la dimensión del sueño acorde a lo que estarías dispuesta a hacer y dejar de lado para alcanzarlo? Todavía no queremos ser prácticas, pero sí medir el tamaño de la mordida, que no sea sabor a poco, pero tampoco atorarnos. Regulá.
4/ Manifestá tu sueño
Como imaginarás, el siguiente paso es volcarlo a un cuaderno antes de que empiecen a aparecer las interferencias de tu mente. Aunque te rías mientras lo escribís, no lo edites, por favor. Cada vez que lo leas, honralo con amor y compasión recordando que fue un viaje a tus entrañas.
Si crees que tu sueño va de la mano con mucho de lo que tu vida ya es o de las acciones que estás encausando, te invito a ir más allá. Creo que lo que deseamos ya existe en otro plano y que, al decirlo como un hecho, lo que hacemos es invocarlo. Si te pasa algo parecido, hacelo. Decilo en voz alta con certeza.
5/ Filtrá
Creo tanto en el poder y la magia de las palabras que solo el hecho de hacer el ejercicio va a movilizar tu vida de algún modo. También creo en arremangarse y hacer.
Ahora es el momento de alinearte en tus decisiones y empezar a filtrar todo lo que te aleje de ese sueño. El mes pasado y en otras columnas les escribí sobre eso: aprender a eliminar, a decir que no, a quitar de nuestra vida todo aquello que nos debilita.
Requiere coraje y tal vez sea parte de lo que diferencia a aquellas personas que van por sus sueños: no pierden el foco.
6/ Armá tu equipo
Para que tu sueño pueda empezar a rodar, el siguiente paso es armar tu dream team (nunca mejor usadas estas palabras). Pensá en quiénes deben sumarse a tu cruzada, establecé conversaciones relevantes con cada uno, abrí tu corazón y escuchá atentamente lo que cada uno de ellos tenga para decirte. Seguramente hay gente que estará lista y hasta vas a sentir que te estaban esperando. Con otros es probable que tengas que ir dosificando y preparando el terreno en varias sesiones.
Es importante saber que en la mayoría de los casos va a requerir de mucho esfuerzo (en mi caso es SIEMPRE así). Tal vez tengas que aprender habilidades nuevas y capacitarte, o ahorrar por un tiempo para redireccionar recursos, o mover el despertador para ganarle una hora al día. En la sección de ejercicios sumé otras ideas para esta etapa.
Gracias por leer y por considerarlo.
Nos deseo un 2016 repleto de amor, abundancia y sueños manifestados. Nada necesitamos más que volver a creer.
Con amor y magia,
May.
Disclaimer
Si leíste este posteo y no te tocó media fibra, tal vez no sea el momento. Solo quiero atreverme a pinchar una última vez y entender si no es el momento por lo agobiada y desconectada que te sentís o porque estás en un momento de pausa consciente – me ha pasado en mis dos puerperios y en el último año antes de recibirme, por ejemplo-. Microfocos en los que le pongo pausa a macrovisiones por un tiempo. Si es lo primero, te invito a que lo hagas sabiendo que nada malo puede pasar, nadie siquiera debe enterarse.
Ejercicios para soñar:
Para hacer reset
- Redactá frases que puedas recordar todo lo que tu papá alguna vez pretendió de vos. Mandatos, consejos, opiniones sobre lo que deberías hacer o ser. Ahora, sumá a esa lista lo que tu mamá pretendió de vos. Ponelo en sus palabras. Agregá uno o dos referentes importantes en tu vida y lo que creían que deberías ser. Al detalle. Pasado o presente si todavía es vigente. ¿Listo? En el próximo asado: prendé fuego esa lista y despedite en voz alta de la manera más Madonna / Lady Gaga que se te ocurra.
- En el mismo cuaderno donde escribas tu nuevo sueño, podés repasar esos viejos sueños de manera amorosa, divertida y nostálgica. Escribí la época y contexto y luego describí lo que era un sueño para vos en ese momento. Si algo se cumplió, agrégalo y felicitate. Dejalos ahí, guardados pero consciente que son tu pasado y no rigen más.
- Otra opción es juntarte con amigas y escribir todos esos sueños o resoluciones que ni de rebote cumpliste o que te dejaron de interesar y hacer un entierro entre todas. Reírse y celebrar habernos vaciado de lo que no va más.
Los Pasos Siguientes
- Si decidís compartir tu sueño con otra persona, es muy importante que elijas el contexto adecuado para que se sienta charla no casual. También sugiero que imagines la introducción al momento, si la otra persona entiende que decidiste hacer el ejercicio y que elegiste compartirlo con ella, estoy convencida que se sentirá honrada y escuchará más abiertamente.
- Una vez que tomaste nota de tu sueño, podés ver si te sale desglosarlo e ir contestando “Quiero esto porque…”. Esto te va a permitir repasar si no estarán operando filtros externos o, incluso, asegurarte que el costo-beneficio rinde bien.
- Escribí las tres acciones más poderosas que deberías emprender para cumplir el sueño. Escribí al lado una minitarea que se sienta primer paso. Si te animás, fíjate un deadline para cumplir alguna de ellas.
Columna publicada en Revista Ohlalá en diciembre de 2015.
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